miércoles, 21 de diciembre de 2011

XXVI Memorial Adolfo Ros. Volta á Ría (de Ferrol). Narón

Bueno, tenía que llegar el día, no siempre sonríe la fortuna y en esto de las carreras populares normalmente había tenido suerte. Sin embargo los días previos a la Volta á Ría de Ferrol (con salida/llegada en Narón en esta ocasión) no habían sido los ideales para preparar una carrera. Como ya comenté en una entrada anterior, una extraña fatiga extrema se apoderó de mí hace dos semanas, sin motivo aparente era incapaz casi de levantarme de la cama por las mañanas, de entrenar ya ni hablamos, de modo que me planté en la línea de salida de la Volta á Ría habiendo salido a trotar un único día en las últimas dos semanas...

Esta media maratón ha sido una verdadera sucesión de despropósitos y despistes por mi parte, pero qué mejor que tomárselo con humor y hacer el pertienente comentario de mi primera experiencia en esta carrera, además así más de uno (yo el primero) podrá echarse unas risas.

La carrera comenzaba, siempre lo entiendo así, el sábado mientras me dedicaba a preparar la mochila con la equipación necesaria para el día siguiente. Durante todo el día comí y bebí adecuadamente para que todo fuera perfecto durante la carrera, sin embargo quizás me excedí con la comida, lo que hizo que por la noche conciliar el sueño me resultara muy complicado, con lo que entre vuelta y vuelta en la cama comencé a repasar mentalmente la mochila y...¡no, había olvidado el chip amarillo en casa!. Primer contratiempo del fin de semana, al no poder correr con mi chip tendría que perder tiempo en acercarme a la mesa de cronometraje para que la gente de Championchip me prestara uno con el que correr, no hay problema pero resulta una molestia...

A las ocho suena el despertador y mi primera impresión es la de no haber dormido más de un par de horas, con lo que me siento tentado a seguir durmiento y olvidarme de la carrera. Me digo que no puede ser y hago acopio de fuerzas para levantarme aún sintiéndome cansado, una vez en pie ya no hay vuelta atrás, desayuno las habituales tostadas y un plátano, paso por el baño...y monto en el coche disponiéndome a salir camino de Narón. Hago el viaje tranquilo, la temperatura nunca supera los 4-5ºC durante el recorrido pero conforme me voy acercando a la costa el tiempo va mejorando, con lo que me digo que tendremos un buen día para correr.

Llego a Narón con 45 minutos de tiempo antes del inicio de la carrera, algo justo para lo habitual en mí, así que rápidamente me dispongo a recoger el dorsal y pedir prestado el chip para el cronometraje. Saludo a algún conocido y salgo pitando para el coche para realizar un calentamiento adecuado, sé que no tengo el tiempo que a mí me gustaría pero es suficiente para preparar las piernas para el esfuerzo...y entonces, precisamente en ese momento, comienza el "calvario" de la carrera. Supongo que por los nervios, las prisas...siento como mi estómago comienza a protestar, al principio lo ignoro, luego combato los obvios síntomas....y al final termino por rendirme a la evidencia, me toca ir al baño, quedan veinte minutos para el inicio de la carrera y mi vientre decide que quiere pasar por un baño público, cosa que a mí me saca de quicio, por algo me levanto con tiempo en casa, para prevenir estas cosas...pues no, esta vez mi estómago primero, luego los intestinos, me llevan la contaria, así que salgo corriendo para el pabellón municipal...ahorro detalles del suceso, cuando termino quedan siete minutos para la salida y echo a correr de nuevo al coche, me cambio de zapatillas, miro al cielo y veo que está azul, el coche marca una temperatura de cinco grados...y supongo que subiendo, ya está todo decidido, camiseta y malla corta, me digo que si cuando empecé a correr por primera vez, con 13 años, el profesor de educación física me obligaba a correr en pleno invierno con equipación corta de atletismo, hoy también puedo aguantar el frío incial.

Llego a la salida a dos minutos vista del pistoletazo de salida, estoy atacado de los nervios, con el corazón latiendo a 130ppm, no he calentado ni voy a poder hacerlo, así que empleo esos dos minutos en trotar muy suavemente. Escucho el pistoletazo de salida cuando todavía voy trotando de un lado para otro, rápidamente me pongo en la cola del pelotón, paso por debajo de la salida y le doy al Forerruner para que comience el cronometraje, veo que la pantalla marca 150ppm. En fin, es lo que hay, el comienzo ha sido DESASTROSO pero he decidido hacer la media maratón, de modo que intento tranquilizarme y comenzar a un ritmo lento para bajar pulsaciones. Los dos primeros kms. transcurren con cierta calma, intentando subir la temperatura de los músiculos de mis piernas y situado en cola del pelotón, con los compañeros que quieren terminar la carrera sobre las dos horas, a mí el tiempo me da igual, lo único que voy a intentar es terminar la carrera sin lesionarme. Llega el tercer km y mis cuadriceps están rígidos, no consigo sentirme cómodo, empiezo a correr a unos 5min/km pero mis pulsaciones están muy por encima de las que debería llevar a ese ritmo...en ese momento la veo, alcanzo a una auténtica afrodita, bajo un poco el ritmo, me deleito con semejante visión y hasta dudo en hacer toda la carrera detrás de ella, su movimiento hace que me olviden de las molestias que sufro y de la falta de calentamiento previo...500 metros después despierto de mi sueño, la tentación es grande, pero he de continuar, de modo que me despido de esa visión ensoñadora en forma de mujer y sigo mi camino.

En el cuarto km alcanzo a un corredor y comenzamos a charlar, tendrá unos 45 años, es su primera media maratón y nunca ha corrido más de 16 km, le tranquilizo diciéndole que no se preocupe, que está preparado para terminar la carrera, y él me va detallando el recorrido rompepiernas por el que estamos corriendo. La compañía es agradable, pero poco después le digo que siga él, que soy incapaz de seguir su ritmo, estoy completamente bloqueado y las piernas no me van. Entonces me encuentro con otro corredor, nos reconocemos, en la Media Maratón de Betanzos de hace unas semanas le alcancé y adelanté, charlamos y le digo que en esta ocasión le he alcanzado pero que sólo aspiro a seguir su ritmo...llegamos al avituallamiento y en ese preciso instante comienza a llover. Me acuerdo del momento en el que estaba en el coche, con dos chubasqueros y dos gorras en la maleta, preparados para ser usados en función de la instensidad de la lluvia...pero todo eso está a kms. de distancia, las primeras gotas caen y el frío comienza a intensificarse, más tarde comienza a descargar el chaparrón y siento cómo se empapa todo mi cuerpo, estoy calado hasta los huesos, no veo a través de las gafas empañadas y de nuevo me toca despedirme de mi compañero de carrera, aguanto en las subidas, pero cuando llego al llano soy incapaz de seguir su ritmo, lo intento...pero entre que no ando fino y que la lluvia me ha robado la temperatura de las piernas, tengo que rendirme a la evidencia, esta carrera hay que sufrirla, mi única aspiración pasa a ser aguantar las malas sensaciones que me van a acompañar durante los 14 kms. restantes e intentar no hundirme al comprobar que me cuesta seguir el ritmo de la gente que está a mi alrededor.

Los siguientes diez/doce kms. son inéditos para mí, siempre corro de menos a más y adelanto a bastantes corredores, pero en esta ocasión me veo acompañado por una pareja, una chica y un chico, a los que siempre veo por detrás. Cuando subimos los alcanzo, me pongo a su altura, pero en las bajadas y llaneando se me escapan, de vez en cuando siento la tentación de intentar adelantarles, pero el forerruner marca que voy por encima de 170ppm y si fuerzo más sé que no voy a llegar a meta, así que sigo igual. Deja de llover y cuando nos acercamos al Ponte das Pías empieza a lucir el sol, tres km. para meta y hago el último intento para lograr mi ritmo, entramos en el puente y por fin logro alcanzar y rebasar a la pareja que me ha estado comiendo la moral durante buena parte de la carrera, no miro atrás...pero la energía me dura poco más de mil metros y en el km veinte reviento, de nuevo bajo un poco el ritmo y los últimos metros se me hacen eternos, en especial los 200 últimos, que son en subida y con el forerruner pitando porque he rebasado con mucho el nivel de pulsaciones que tengo establecido para activar su alarma. Levanto la vista y compruebo asombrado que el cronómetro todavía no marca 1h 45' cuando entro en meta, miro el forerruner y mi tiempo es de 1h 44' 52", ocho segundos por debajo de mi objetivo para esta carrera...increible pero cierto, la peor carrera de mi vida, las peores sensaciones, el mayor sufrimiento...y cumplo con mi objetivo de tiempo, cuando eso era algo que en el segundo km ya había dejado de importarme.

Tras entrar a meta intento quitarme el chip que me prestaron (por algo tengo uno en propiedad, para evitar este momento) y cada vez que pruebo a agacharme siento como las piernas se me van agarrotando. Total que busco una silla porque es la única manera que tengo para librarme del chip. Recojo camiseta, empiezo a hidratarme, charlo con el compañero que debutaba en esta MM y al que no pude seguir, está exultante, emocionado de haber terminado...yo no quiero perder más tiempo, ya que no he calentado por lo menos voy a intentar estirar correctamente. Un último vistazo a la línea de llegada...y de nuevo aparece la afrodita de los primeros kms, llega seis o siete minutos después de mí, me pregunto de nuevo si no debía de haberme limitado a seguirla. Hubiera sufrido menos y disfrutado de una visión maravillosa...

Una vez en el coche termino de consumar el desastre, he olvidado la toalla y estoy tiritando, me seco con un polar y realizo los estiramientos, los cuadriceps están machacados, sé que me van a doler durante días y que tendré que descansar un mínimo de 72 horas antes de volver a entrenar. Empiezo a pensar en la comida pero todavía me aguarda una última sorpresa, busco mi ropa interior...¡y también la he olvidado! Asqueado, dolorido y enfadado me monto en el coche dispuesto a olvidarme de la carrera, el tiempo ha sido el que pretendía, pero en días como hoy uno se pregunta qué demonios tendrá esto de correr, porque hay ocasiones en las que se convierte en un verdadero ejercicio de masoquismo...la respuesta me llega de la mano de una chica (sí, afrodita, que había aparcado su coche junto al mío, vaya casualidad) que pasa junto a mí. Está entusiasmada, habla por teléfono nerviosa, le comenta a alguien que ha terminado su primera media maratón, que el ambiente era increible, que ha sufrido pero también ha disfrutado, que por momentos lo ha pasado mal pero que la gente la animaba a terminar...y que por supuesto la de ese día no ha sido más que la primera de muchas más carreras. Pues eso, al mal tiempo, buena cara. Hay que buscar el lado positivo a cada experiencia, en mi caso en esta carrera aprendí a sufrir como no lo había hecho antes, no lo olvidaré, ni eso ni el resto de cosas que olvidé en esta ocasión.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Caminando en otra dirección

La foto que abre la entrada de hoy es mi foto más popular en la página de Lomography, ha recibido nada más y nada menos que (a día de hoy) 513 likes. No sé si esto a los ojos de los demás será mucho o poco, pero baste pensar que la foto más reconocida en Lomography no llega a los 900 likes y no son tantas las que logran pasar de los 500 likes, todo lo contrario. Así pues he de entender que según los usuarios (compañeros en realidad, ya que intento ser un miembro activo de esa comunidad) de Lomography, según los lomógrafos, esta doble exposición es mi mejor foto. Pero aún hay más, ya que si repaso mis fotos más populares compruebo que buena parte de ellas son fotos del estilo de mi foto más popular, es decir, dobles exposiciones realizadas total o parcialmente en casa.

De bien nacidos es ser agradecidos, por supuesto, agradezco enormemente todos esos "me gusta", pero lo cierto es que hacen que sienta que no formo parte de la corriente mayoritaria que predomina en Lomography, la de los fotógrafos que persiguen la foto rara (concepto que supongo todos entendemos). Ojo, que "foto rara" no es sinónimo de foto mala, por supuesto, pero sí toda aquella que no se preocupa de respetar las reglas de composición clásicas (ya, ya sé, Lomography tiene sus propias reglas) y muchas veces algunas que directamente son fotos que en fotografía han venido siendo tradicionalmente "defectuosas" (desenfocadas sin que esto sea pretendido, sobreexpuestas criminalmente...) e identificativas de los malos fotógrafos.

Una vez leído mi anterior párrafo podría deducirse que yo me creo el rey del mambo y que menosprecio a quienes hacen esas fotos que calificaba como "tradicionalmente defectuosas". Todo lo contrario, me encanta que exista una comunidad como Lomography, gracias a la cual mucha gente se está aficionando a la fotografía (ya véis que ni siquiera añado "analógica"), y como en todas partes los hay que son verdaderos genios, otros muchos intentamos hacer las cosas un poquito mejor con cada nueva foto que realizamos a pesar de que llevemos muchos años con cámaras en nuestras manos y un montón dan sus primeros pasos en esta afición. Es normal que cada uno tenga sus gustos, pero como decía al principio, creo que el mío no es el más extendido allí, y de igual modo que me suelo cansar rápidamente cuando reviso álbumes llenos de dobles exposiciones, algunas de mis fotos predilectas no reciben la atención que yo esperaría.

La foto que pongo a continuación es de mis favoritas de los últimos meses y sin embargo apenas ha sido visitada. Es la foto que ha motivado este comentario, supongo que quería enseñarla y no se me ha ocurrido otra manera de hacerlo.

Claro que siempre que veo esta foto pienso lo bien que hubiera estado si en vez de llevar la Fuji Klasse W (28mm) hubiera llevado la Leica Minilux (40mm), la Rollei AFM 35 (38mm) o símplemente me hubiera acercado más a los peregrinos (con el riesgo de recibir una mirada asesina). La cosa hubiera quedado tal que así (he realizado un recorte, obviamente):

En fin, esto es lo que hay por hoy...arriba mi foto más popular, abajo una de las que sería más populares si tuviera que votarme a mí mismo.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Desastre consumado

Hoy debería haber tomado un vuelo hacia Alicante, mañana otro camino de Glasgow...pero en cambio estoy en casa, enfermo por primera vez en más de dos años. Puro agotamiento, no más, quizás un exceso de entrenamiento, puede que corra demasiados kms. todas las semanas, no lo sé. Me ha pillado desprevenido, cuando mejor me encontraba me he sumido en noches que se prolongan interminablemente, haciendo que tenga que estar en cama hasta la hora de comer, porque soy incapaz de levantarme, y si lo consigo tengo que volver a tumbarme diez minutos después.

Supongo que lo prudente es dejar vacíos esos asientos que protagonizan esta entrada, mejor eso que estar allí, esperando un avión y preguntándome si mi fatigado cuerpo resistirá el viaje...pero no puedo dejar de lamentarme por mi mala suerte, con los billetes pagados, la entrada del Glasgow Popfest en mi cartera...

No pasa nada, sólo ha sido un golpe de mala suerte, poco a poco me voy encontrando mejor, quién sabe, quizás el domingo pueda volver a entrenar, quizás en diez días no me pierda la Volta á Ría de Ferrol, mi próxima media maratón...pero Glasgow ya me lo he perdido, el pasado puente de diciembre lo arruinaron los controladores aéreos, éste me lo he cargado yo solito.

La foto de hoy la tomé hace unas pocas semanas, en mi primera visita al nuevo aeropuerto de Santiago de Compostela. Qué maravilla llevar la Olympus XA y saber que puedo hacer fotografías disparando a 1/8 y sabiendo que ninguna saldrá trepidada. Cuanto más utilizo esa cámara, más me gusta...

Disfrutad del puente, yo seguiré aquí, practicando un poco de estoicismo :-)

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Spinner 360º Leather Edition

Ya lo decía en un post anterior, Lomography se lo está poniendo cada vez más complicado a aquellos que coleccionan todos sus productos. Las novedades en forma de series limitadas, lujosas...en definitiva, especiales, no dejan de sucederse y querer seguir el ritmo de lanzamientos lomográficos cada vez se hace más difícil.

En esta ocasión Lomography se ha decidido por lanzar una actualización estética de su más que curiosa cámara panorámica Spinner, la única cámara que yo conozca capaz de hacer fotos panorámicas de 360º. Si hasta ahora habíamos tenido una Spinner 360º absolutamente discreta, siempre decorada de negro riguroso, la nueva Spinner Leather Edition viene revestida de un excluviso cuero italiano que hace, si cabe, más apetecible a la cámara más divertida y extravagante de todo el catálogo de cámaras lomography.

Técnicamente la Spinner 360º Leather Edition no presenta novedad alguna, esto es:

Tipo de película: 35mm
Lente: 25mm
Ángulo de visión horizontal: 360°
Ángulo de visión vertical: 66°
Enfoque: enfoque fijo: 1m ~ infinito.
Fotos por carrete: aproximadamente de 8 (película estándar de 36 exposiciones)
Apertura: f/8, f/16

La nueva Spinner 360º Leather Edition puede adquirirse desde ya mismo en la web de Lomography a un precio de 119 euros.