miércoles, 30 de junio de 2010

Queen Mary

Hasta ahora pensaba que no me gustaba la playa, mi relación con ella siempre fue más bien circunstancial, hasta no hace muchos años pasaba tres meses al año viviendo junto a ella, viéndola al levantarme, admirando el ese Mar Mediterraneo en el que tantas veces lancé mi caña de pescar. Sin embargo lo que más me atraía de esos tres meses junto a la playa nunca fue la arena, la playa propiamente dicha. Primero fue de recorrer todo el pueblo, corriendo aventuras con mi bicicleta, más tarde me volví un noctámbulo que siempre veía amanecer junto a sus amigos. Ahora todo acabó, pero sigo sin recordar tardes de playa, de esas en las que uno se tumba en la toalla y deja pasar el tiempo, sí recuerdo los largos paseos con mi amigo Dani, pero aquello no era la playa, era andar, darnos baños, reirnos de todo...

Supongo que nunca fui amigo de la playa por la monotonía de muchas playas alicantinas, que no son más que kilométricos arenales sin variación alguna, eso por no hablar de su bullicio, la gente que se cree dueña de esa parecela que rodea a su sombrilla...sin embargo ahora en Galicia me he dado cuenta de que algo ha cambiado. Sigo sin ser capaz de tumbarme en la toalla más allá de quince minutos, pero cada día de playa vuelve a ser una aventura que nos lleva a un lugar distinto, son tantas y tan variadas las playas aquí...pequeñas donde apenas caben cuatro sombrillas, de ría, con aguas menos gélidas y paisaje espectacular, abiertas al mar con todo lo que eso supone en Galicia...un día de playa pueden ser a su vez muchos días distintos, pasando del relax de las aguas a enfrentarse a un bravío Atlántico que nunca conviene desafiar...

Así que ahora disfruto más en la playa, a sabiendas de que mi cámara mi acompaña siempre, ella se dedica a tomar el sol, yo a recorrer la arena y el agua buscando un nuevo paisaje, un nuevo detalle...todos contentos. Hoy traemos aquí un pequeño rincón de la costa de A Pobra Do Caramiñal, el azul y el verde se adueñan de todo, rocas y marea asaltan la diminuta playa mientras nuestro pequeño Queen Mary reposa esperando la orden de levar anclas...un día perfecto, sin duda.

martes, 29 de junio de 2010

III Camiñata por Parellas do Concello do Rois


Ubicación: Concello de Rois
Sábado 26 de Junio de 2010
Distancia: 15 km.
Objetivo: Pasarlo bien en buena compañía

De nuevo camino de Padrón, bueno, no exáctamente, en esta ocasión nuestra cita era con la cercana localidad de Rois, ya conocida por haber paseado por su monte con ocasión de la III Andaina do Bisbarra Do Sar (celebrada en los concellos de Padrón, Dodro y Rois). Llegábamos a estas tierras que de modo tan afable nos acojen para una nueva cita que nos llevaría a recorrer sus senderos, aunque en esta ocasión de un modo bien distinto a lo habitual, tanto por distancia, que apenas alcanzaría los 15 km., como por la filosofía de la prueba, que no era otra que la de reunir a cuantas más parejas fuera posible, para pasar una tarde paseando, descubriendo la localidad y charlando en buena compañía.

Nada más llegar al Polideportivo Municipal de Rois comprobamos que el objetivo de reunir a un buen número de participantes estaba más que cumplido, encontrándonos allí con cerca de 150 parejas de la más diversa naturaleza, tanto por edad, como por sexo e incluso raza, que de todo hubo. Todas con el ánimo de echarse unas risas mientras se disfrutaba de una agradable tarde de Junio transitando entre la naturaleza local. Con total puntualidad Arturo Reboyras, cabeza visible en esta ocasión del Colectivo Remonte, organizador de la prueba, procedía a dar las instrucciones previas a la andaina, haciendo hincapié en la relativa accesibilidad de la andaina a todo tipo de camiñante, señalización, avituallamientos y demás oportunas indicaciones.

Una vez cumplido con el trámite iniciamos la andaina neutralizada durante sus primeros metros. Los primeros cuatro km. se suponían completamente llanos, comenzando a andar por asfalto para más tarde internarnos en una sucesión de amplias pistas de tierra donde comenzamos a escuchar las primeras "protestas" ante algún que otro mínimo repecho que algunos (mi pareja entre otras) no identifican con esa calificación de "terreno llano" dado por la organización. Entre risas por las quejas por fin llegamos al bosque, inciándose el tránsito por un pequeño y algo abrupto sendero repleto de ramaje entre los eucaliptos. Aquí más de uno echó en falta calzar zapatillas de senderismo, puesto que resultaba fácil resbalar al pisar las hojas de ecalipto y las pequeñas ramas tiradas en el suelo. Después de un km. volvemos a una amplia pista que en suave ascenso nos conduce hacia el primer avituallamiento, encontrándonos en este momento con el fotógrafo de la andaina tirado en el suelo (muy sufrido él) para sacar las mejores tomas de los camiñantes.

Cumplido el primer tercio de la andaina nos encontramos con un agrupamiento en torno a las bebidas y la fruta en una pequeña aldea, algunos nos limitamos a acercaros al agua, mientras que otros ya tenían necesidad de ingerir algún sólido. Tras la breve parada reiniciamos la marcha para encontrar la parte más espectacular (que no bonita, pues esto sería discutible ante la belleza de todo el recorrido) de nuestro camino, ésta se produce al girar bruscamente y empezar un pequeño ascenso en el que la vegetación no dejaba pasar ni el más pequeño rayo de sol. Al salir de este corredor propio de un relato de Guy de Maupassant observamos un terraplen completamente cubierto por la vegetación, identificándolo de inmediato con el castro que se nos había mencionado antes de empezar la prueba. Después vuelta al bosque y de nuevo nos asalta la sorpresa al descubrir en su interior un campo de fútbol con sus porterías y todo, sencillamente alucinante. Terminamos nuestro recorrido boscoso y salimos al exterior saludando a un grupo de vacas (esa obsesión mía que no puedo dejar de fotografiar) y a unas tranquilas ovejas que descansaban en un pequeño campo.

El nuevo punto de interés de la tarde se encuentra en una pequeña aldea dominada por un gran palomar que todavía cumple su fin de dar alojo a estos animales. Allí mismo nos detenemos en una fuente de la que brota una gélida agua que servirá para refrescarnos hasta nuestra llegada al segundo avituallamiento de la andaina, en el que de nuevo tomamos una botella de agua con la que terminar el recorrido. Éste después de la última aldea visitada empieza a serpentear entre los árboles para más tarde conducirnos a una serie de campos de pasto que nos llevarán al último ascenso de la jornada, pasando antes por un pequeño riachuelo que nos acompañará durante un par de km. Nuestro camino ya está casi rematado, aprovechando los últimos y asfaltados metros para hacer algunas fotos de iglesias y sitios curiosos que salen a nuestro encuentro antes de concluir los 15 km. de recorrido llegando de nuevo al Polideportivo Municipal de Rois, donde entregaremos los dorsales, recibiendo a cambio unos merecidos diplomas que acreditan la conclusión con éxito de la andaina.

Mientras esperábamos la llegada de los demás participantes empezamos a escuchar las jocosas quejas de algún que otro camiñante que "protesta" por la supuesta dureza de un recorrido que sin ser en absoluto duro entendemos que sí puede poner a prueba a aquellos que se han presentado en Rois en muy baja forma. Protestas que sin duda habrán sido olvidadas al día siguente recordando los buenos momentos pasados durante la tarde. En este momento poco más queda que añadir, el Colectivo Remonte nos tenía preparado un pequeño picoteo (que de eso se trataba, aunque alguno pretendiera cenar allí) que ponía broche final a la III Andaina por Parellas Do Concello do Rois.

Por último y aún a sabiendas de repetirme, dar de nuevo las gracias a esta organización compuesta por gente de la zona que tan bien sabe hacer las cosas. Esta andaina por parellas y la andaina de 50 km. de hace unos meses poco tienen que ver, pero si hay un común denominador a ambas ése es el excelente trato recibido por todos los participantes, así como el perfecto discurrir de unas pruebas que requieren de mucho esfuerzo para que todo salga de la manera tan brillante como el Colectivo Remonte logra.

miércoles, 16 de junio de 2010

Una obsesión

Las vacas, sí señor, esa es una de mis obsesiones. Me encantan, no puedo remediarlo, en realidad me gusta ver animales y aquí en Galicia lo que más hay, al menos aparentemente, son vacas. Puede que no sea un animal extraordinario, tampoco genera especial simpatía, no se puede tener en casa (bueno, aquí sí), ni sacar a pasear por la calle (bueno, aquí también se puede), ni lanzarle un palito para que corra a traerlo de vuelta. Pero bueno, ya sabéis, dan leche y carne, que no es poco. Y son tremendamente fotogénicas, que es lo que a mí me importa, no hay día que salga con la bicicleta a hacer una ruta, o coja el coche para dar una vuelta por el campo a hacer fotografías, y no termine echando alguna foto a una vaca. La ventaja que tienen estos animales es que pese a ser asustadizas (es un decir, porque el pasado domingo pedaleaba entre un grupo de ellos y el asustado era yo) suelen tener bastante paciencia y dejan que te acerques bastante a echarles la foto, que siempre es distinta de la anterior.

Hace unas semanas le puse un carrete de B/N a la Holga, y salí a hacer fotos por el monte, en principio la idea era dedicarme a fotografiar viejas casas e iglesias, pero no me pude resistir a parar frente a un grupo de estos tranquilos animales a tirar una foto. Al final fueron más bien dos, o tres, porque olvidé pasar el carrete en una ocasión e hice una doble exposición. Aquí os dejo al grupo de simpáticas lecheras.

jueves, 10 de junio de 2010

Summer In Spain


La verdad es que hoy no tocaba nada relacionado con el verano, en realidad quería escribir por aquí algo sobre revanchismo. Y es que estos días un espíritu de absurda venganza se ha adueñado de mí, tras un comienzo de semana francamente malo el martes me dispuse al realizar el primer entrenamiento de la semana. Ese verano que todavía no ha llegado oficialmente, pero que se había acomodado de Galicia las últimas fechas, nos había abandonado, y al mirar por la ventana no veía más que nubes grises protagonizando, para variar, el cielo de Santiago de Compostela. Uno ya está preparado para todo, la rutina del entrenamiento rara vez se ve alterada por factores climatológicos, haga calor, llueva, nieve, sople el viento...si toca salir a correr yo estaré en la calle a su hora. Estoy preparado para todo y combato la lluvia con tres chubasqueros distintos, que elijo en función de la cantidad de agua que caiga.

El Martes llovía copiosamente y se había anunciado un descenso brusco de las temperaturas, de modo que opté, cosa que rara vez hago, por un chubasquero extremo capaz de protegerme del agua durante la hora larga que pretendía correr. Así salí a la calle, empezando a trotar tranquilamente por un recorrido que iría de más a menos en cuanto a dureza. Lo malo es que a los cinco minutos de empezar la lluvia había remitido y mi super chubasquero empezaba a ser más una molestia que otra cosa, transpiración cero mientras ascendía la cuesta más dura de todo el recorrido, con un desnivel bastante superior a 10% en el que hay que darlo todo. Culminé a la perfección, pero ahogado por culpa del calor que desprendía mi cuerpo, encerrado bajo ese demonio amarillo que lleva todas las costuras y cremalleras selladas. La cabeza ese día no estaba bien, pero el cuerpo todavía respondía peor completamente bañado en un sudor que no era natural...resumiendo, a los cuatro km. de carrera, en medio de otra dura cuesta, la cabeza dijo hasta aquí hemos llegado. Paré, me quité la gorra impermeable, abrí el chubasquero e intenté continuar...pero ya sabía que la derrota iba a ser monumental, apenas 200 mts. más adelante decidí dejarlo y volver a casa enfadado, enfurecido, maldiciendo el cielo, el chubasquero y a todo aquel que se cruzaba en mi camino.

Revancha, eso era la única palabra que resonaba en mi cabeza. Ayer la primera ración, hoy la segunda. Sigue lloviendo, ahora sí, de verdad, no para, pero he guardado los chubasqueros, la temperatura es algo fría pero cuando se empieza a correr no se nota. A los cinco minutos ya voy empapado, pero me gusta la sensación de correr bajo la lluvia sin chubasquero, sin gorra, ahora puedo permitírmelo, en invierno sería impensable. La gente te mira como si estuvieras loco, corriendo, chapoteando sin esquivar charco alguno, pero yo estoy cumpliendo un propósito, el martes sufrí una derrota, pero llevo dos días llegando a casa con la sensación del deber cumplido. No puedo cargar con más agua sobre el cuerpo, pero no molesta, todo lo contrario, refresca en medio de esas cuestas, esos sube y baja constantes que son el día a día de cualquier valiente que se atreva a correr en esta ciudad.

Al final he acabado escribiendo sobre aquello que iba a evitar. ¿Dónde queda ese Summer In Spain? En la foto de artículo, sin duda, en esa playa poco concurrida, como todas las gallegas, si exceptuamos las de las Rías Baixas. En esa señora, madre, de buen ver, que atiende junto a la abuela a sus churumbeles. La abuela con su gorra de publicidad, la sombrilla y la silla de playa a rayas, como debe ser. Summer In Spain, la camiseta estaba allí y la estampa me lo puso en bandeja. Summer In Spain, sí, por mucho tiempo. Pero aquí, que no hace tanto calor como en Alicante, ni hay masificación, ni nada, sólo tranquilidad y con suerte alguna playa con aire a familia.

lunes, 7 de junio de 2010

Kill Kill Kill


Mal día hoy, tenía pensado hablar sobre la excursión de ayer sobre dos ruedas (con pedales, claro) o de las zapatillas de trail running que utilizo habitualmente, pero no puede ser. No me siento comunicativo ni expresivo hoy, por no hablar de la falta de inventiva...

Menos mal que siempre quedan las imágenes, sin más. Ésta de hoy es de mis favoritas de los últimos tiempos. Momento de concentración máxima, a cara descubierta, todos los músculos en tensión, las ideas claras, no hay marcha atrás, un instante más...bang! you're dead!

Ahí estaba yo con mi Holga y su típico viñeteado, deseoso, dispuesto a presenciar la carnicería. Después tocó escanear, no he querido ni quitar esa línea horizontal producto de un mal escaneo, la imagen tal cual. Faltan los restos de sangre, esta vez la munición era de fogeo, pero él está preparado para la acción.

Benditos sean los críos y todo aquel que todavía es capaz de abstraerse para recordar lo que era ser un enano. ¿Dónde tendré mi pistola?

sábado, 5 de junio de 2010

XIV MEDIO MARATÓN VOLTA A RÍA DE BETANZOS


Ubicación: Betanzos
Domingo 30 de Mayo de 2010
Distancia: 21.097 mts.
Objetivo: 1:54:00

Resulta curioso, pero está siendo en este fin de temporada (de medios maratones, al menos) cuando mejor me estoy encontrando, y ahora que hacemos un alto en el camino hasta recuperar estas pruebas allá por el mes de Octubre, es cuando más me apetece correr la distancia. Claro que esto lo digo hoy, en un día un tanto nublado con una temperatura óptima para correr, pero en breve empezarán a llegar los días de sol de justicia en los que se hace casi imposible salir a entrenar más allá de 10 km. En fin, hay que aceptar como vienen las cosas, de modo que durante este mes de Junio me limitaré a participar en alguna andaina y a seguir entrenando a un ritmo más relajado, que ya será el de todo el verano, aprovechando también así para empezar a subir sobre la bicicleta con mayor frecuencia, que no todo va a ser correr.

En cualquier caso, la despedida de la temporada iba a ser por todo lo alto, debutando (ahora mismo cualquier carrera en la que participo aquí supone un debut) en la Media Maratón de Betanzos, una de las medias más duras de toda Galicia. Lo cierto es que le estoy empezando a verle la gracia a este tipo de carreras que no dan tregua al corredor, será porque ante el temor de sufrir demasiado me estoy dedicando a entrenar una o dos veces en el Monte Pedroso (Santiago DC), donde no ha lugar para el terreno llano y puedo trotar tanto en asfalto como sobre tierra, y ahora me encuentro cómodo en terrenos rompepiernas.

En esta ocasión me desplazaba a la carrera en solitario, por lo que apenas iba a tener fotos de mi participación en la misma. Llegué un poco antes de la salida, con el tiempo justo para recoger el dorsal y hacer el calentamiento. Mientras preparaba los músculos para la carrera me dediqué a charlar con unos chavales que iban a debutar en la distancia. Su objetivo bajar de las dos horas, pero claro, con poco más de 20 años a sus espaldas estaba claro que ese tiempo iba a quedar muy por encima de la realidad, como así se demostró más tarde. Una vez realizada la preparación nos desplazamos hasta la linea de salida, ubicada junto al pabellón municipal, empezando de este modo a encontrarme con caras conocidas de otras carreras. Al final aquí, como en todas partes, la gente siempre es la misma y cuesta no tropezarse con compañeros de km. de otras pruebas. La media de Betanzos es una de esas medias con mucha tradición pero poco reconocimiento a nivel popular, por lo que los tiempos suelen ser buenos ya que aquel que participa está habituado a correr la distancia, algo de lo que uno se da cuenta nada más mirar a sus participantes.

Pero bien, no nos demoremos más, ya casi eran las 10:30 y tocaba dar la salida a la prueba. Pistoletazo de salida y empezamos a rodar dando una pequeña vuelta cerca del polideportivo para completar un primer km. que servía para calentar las piernas. Los cuatro primeros km. me los había descrito como llanos, por lo que al poco de comenzar me sorprendo dirigiéndome hacia el centro de la localidad, en lo alto de una colina. Pronto empiezo a escuchar a una chica que iba rodeada por varios miembros del club Egovarros de Viveiro, por lo visto había corrido la prueba en varias ocasiones e iba cantándoles a sus compañeros el recorrido, viendo que su ritmo era el mismo que el mío (5 min/km) me sitúo tras ellos para ir enterándome de qué me aguardaba. Así llegamos hasta el km. 4, pasando por delante del fantástico parque ilustrado ideado por los Hnos. Naveira e iniciando la primera subida seria de la carrera, todo un km. de fuerte pendiente que fuerza al pelotón a estirarse. Me encuentro cómodo y subo a ritmo sin desfallecer, después bajada tendida y a llanear más o menos hasta el km.9, donde íbamos a descubrir la siguiente subida. Lo cierto es que tanto se había hablado de la dureza de la prueba que inconscientemente me dejaba llevar en cada bajada, reservando fuerzas para lo que podía venir más adelante...

De pronto atisbo un poco más adelante a un grupo que identifico como a los chavales que debutaban en esta media, mientras que a mi espalda está otro de ellos, empiezo a charlar con él y veo que va bastante entero. Llega la subida del Pazo de Mariñán y queriendo ser pruedente le digo a mi compañero que tire él para delante que yo voy a mi ritmo (que me da para ir adelantando a otros corredores cada vez que se inicia una subida, aunque en las bajadas me vuelvan a adelantar al no querer apretar). Después llega otra pequeña bajada y una subida larga hacia el Ponte do Pedrido, y aquí es donde llega la sorpresa del recorrido, un recorrido que hasta ahora ha discurrido junto a la Ría de Betanzos, ofreciendo a los corredores algunas de las mejores vistas que se puedan contemplar en una carrera aquí en Galicia. La media de Betanzos se estaba convirtiendo en la más bella de las carreras que había disputado en la comunidad, pero aún quedaba lo mejor, el Ponte do Pedrido. Nada más empezar a correr sobre él, con todo un carril para nosotros los corredores, logro identificar el puente como aquel que contemplo al pasar por la autopista con mi coche en dirección a Pontedeume, aquel puente que en mi primera visita a Galicia califiqué como "la vista más bonita de toda Galicia" (para mí realmente lo es, en una tarde de verano con el sol luciendo a su espalda). Al darme cuenta de por dónde corría no puedo más que acelerar el ritmo al sentirme feliz, mientras me dedico a contemplar la Ría de Betanzos, que en estos momentos cruzo a 30 mts. de altura.

Después del momento más especial de la carrera volvemos a ascender, hemos pasado el ecuador y como suele suceder voy de menos a más, sin embargo hace tiempo que corro en solitario, haciéndoseme algo monótona la carrera al ver que hay cientos de metros entre los corredores que me preceden y los que me persiguen. Afortunadamente me encuentro cómodo subiendo y pronto empiezo a alcanzar a los corredores que van por delante. Viendo mi estado y aún a sabiendas que el descenso a Betanzos no comienza hasta el km. 17 empiezo a tirar cuando mi Fore 305 indica el paso por el km 15. Voy elevando mi ritmo y el fore empieza a señalar el paso por km. por debajo de 5', al llegar al km. 17 empezamos a bajar y me pongo en poco más de 4' el km., adelantando sin descanso a corredores que ya andan algo fundidos. El problema es que al llegar a Betanzos todavía quedan dos km. para meta, el primero lo hago bien, pero en el segundo ya me encuentro vacío, todavía me quedan algunas fuerzas para adelantar a una chica y a mis espaldas la escucho gritar que tiene mucha hambre, me sorprendo hasta que compruebo que su grito ha sido en respuesta a una pregunta del médico de la carrera interesándose por su estado. Vuelvo la cabeza y le pregunto a la corredora si se encuentra bien para llegar a meta o la acompaño, me dice que sí, que está bien y sigo a lo mío situando mi próximo objetivo en un corredor que se encuentra 50 mts. por delante. Faltan 500 mts. y ya sólo nos separan dos o tres segundos, pero me doy por vencido, no quiero tirar más, me conformo y sigo a su ritmo, cruza la meta primero, yo inmediatamente después. Miro el cronómetro y todavía no marca 1:49:00, me fijo en el fore y veo que mi tiempo neto ha sido de 1:48:33. Objetivo más que cumplido, cinco minutos y pico por debajo de lo que tenía pensado, el recorrido no ha resultado ser tan duro como pensaba, claro que la temperartura también ha ayudado a llevar con dignidad los km.

A partir de ahí, como también antes, sólo caben elogios para la organización, camiseta, fruta, powerade, agua...por no hablar de esos ciclistas que nos han acompañado a lo largo de la carrera, ofreciéndonos bebida si nos hacía falta, o la cantidad de miembros de protección civil y la guardia civil que han velado por nuestra seguridad. Sin duda la de Betanzos goza de una de las mejores organizaciones que se pueda ofrecera a un corredor, merecedora de ser una carrera más concurrida, de seguir trabajando así pronto podrán superar la barrera de los 500 participantes. Yo por mi parte me despido del pueblo con firme convicción de volver a esta carrera siempre que pueda. Enhorabuena.

jueves, 3 de junio de 2010

Puerta al cielo


Últimamente cuando salgo con las cámaras analógicas estoy dejando un poco de lado la LC-A para así tirar carrertes con la Holga, el problema que tengo con la Holga es que ahora quiero hacer dobles exposiciones y no me resulta fácil, puesto que no había hecho muchas hasta ahora, así que hasta que pille un poco el truco pues cada foto va a ser una prueba. Encima el laboratorio más barato para fotos de formato medio (120mm) es un desastre a la hora de escanear negativos, con lo que me han entregado dos carretes con una linea que cruza horizontalmente todas las fotos. En fin, me parece que la decisión de adquirir un escaner nuevo para los negativos va a adelantarse.

De todos modos he salvado alguna foto en los dos últimos carretes que he tirado con mi Holguita, una de las primeras fotos que hice fue esta que cuelgo hoy, bajaba desde casa al centro y al pasar cerca del Parque de Bonaval entré a dar un paseo, como hago muchas otras veces. Las últimas semanas han sido bastante soleadas aquí en Santiago, así que al llegar a la parte de los nichos del parque decidí tirar una foto al cielo azul, sin una sóla nube, y luego disparé hacia los nichos. El resultado, sin ser ni mucho menos espectacular, fue el que esperaba, los nichos y el ciprés parecen tintados de azul, un azul que no es más que el cielo, parece como si hubiera puesto un filtro a la cámara, el viñeteo es muy bonito y el formato cuadrado del 120mm me recuerda tanto a cuando era pequeño...