Pues eso, monto un circo y me crecen los enanos, tal cual. El pasado domingo estreno una Yashica MG-1 y el contador de fotos (una tontería, vaya) no funciona, total que abro la cámara para ver si el carrete está bien enganchado y obviamente velo algunas de las fotos del carrete. Ayer me llega a casa una Ricoh FF1 a la que le tenía unas ganas tremendas, abro el compartimento de las pilas y compruebo que están sulfatadas. Las sustituyo pero el obturador no funciona, supongo que las pilas viejas han estropeado algo, así que me toca abrir la cámara (no tengo ni puñetera idea de mecánica) para ver si puedo solucionar algo. De temas deportivos ya no hablo, tengo las dos rodillas fastidiadas, supongo que la vuelta a la actividad después de seis meses apartado del deporte está pasando factura. Ahora llevo cuatro días sin hacer nada, pero lo peor de todo es que tampoco tengo ganas...ah, y de temas laborales ya ni hablo.
Después de este pequeño (es un decir) desahogo, rescato una de las primeras fotos que colgué en Instantáneas de Fondo para compararla con una versión parecida de la misma. Como ya comenté en su día, se trata de una obra que hay en el parque de Santo Domingo de Bonaval, aquí en Santiago. Suele estar invadida de pintadas que, la verdad, son lo único que le da cierta gracia a este trabajo. La primera vez que puse aquí esta foto fue porque en el estreno de la Lomo LC-A esta fue la imagen que más me gustó por los colores de los graffitis sobre la piedra en un día nublado. En esta segunda versión (primera imagen de este posteo) vuelvo a hacer la foto, pero esta vez empleando una película a la que le tengo poca simpatía, la Lomography Redscale XR 50-200. Una película de sensibilidad ISO 400 que suele utilizarse poniendo el selector de ISO de la cámara entre valores de 50 y 200, para así obtener distintos resultados, que van desde una serie de tonos verdosos hasta fuertes rojos y naranjas. En la práctica lo cierto es que la película sólo vale para utilizarla con sensibilidades muy bajas, porque en cuanto intentas utilizarla más allá de ISO 100 aparece un grano desagradable y muy poco estético. La foto de hoy está realizada a ISO 25 y con esa sensibilidad se consigue que toda la foto adquiera una apariencia añeja que me gusta mucho. Ahora, nada que ver con la espectacularidad de la segunda instantánea, realizada con un carrete de diapo.