La brevedad siempre es una virtud, algo que todavía no he aprendido cuando me
pongo frente al teclado. Afortunadamente hoy no tengo ni un minuto libre así que
apenas cuatro palabras y una foto:
Ya había olvidado que tenía esta foto hecha, pero al revelar el carrete y
echarle un primer vistazo a la luz del cuarto de baño recordé perfectamente la
mirada que clavó en mí este tipo (no era un músico callejero al uso, más bien
alguien que pedía en la calle pero que ese día cogió su guitarra). Después de
hacer la foto dí las gracias, como siempre se debe hacer en fotografía
callejera, y la mirada no se modificó ni un ápice, por lo que opté por largarme
del allí con cierta premura. No sé por qué al ver esta fotografía he recordado
esta otra foto del gran
Woody Guthrie empuñando su máquina de “matar fascistas” (que por cierto, no son
de derechas ni izquierdas, símplemente son fascistas). Este hombre no parecía
querer matar a ningún fascista en ese momento, pero desde luego alguna gana de
emprenderla conmigo sí tenía.
Es lo que tiene la fotografía callejera, el 99% de las veces no hay problemas, pero a veces…
Es lo que tiene la fotografía callejera, el 99% de las veces no hay problemas, pero a veces…