viernes, 17 de junio de 2011

Fe a la portuguesa

Hace tiempo leí que Braga era la ciudad porguesa donde con mayor fervor se profesaba la fe católica. Hasta tal punto se resaltaba esta circunstancia que durante la pasada Semana Santa suspendí un probable viaje a la ciudad para no tener que sufrir las supuestas aglomeraciones de sus procesiones, o tener alguna dificultad para encontrar alojamiento.

No mentía esa información a la que aludo, después de visitar la ciudad por segunda vez, ahora ya en profundidad, diría que Braga es difícilmente concebible sin la profunda religiosidad de muchos de sus habitantes. Y desde luego que esto no tiene que ver con la cantidad de iglesias que pueblan sus calles, ni siquiera con el famoso Santuario de Bom Jesus, si no con pequeños detalles de la vida diaria que te hacen comprender lo diferentes que son las cosas en esta agradable ciudad. Por ejemplo, me resultó extremadamente curioso comprobar cómo en la puerta de una tienda de MANGO había pegados (por los propios trabajadores, o la dirección) carteles que anunciaban romerías o fiestas en honor a un santo/a. Algo así en España no podría suceder, aquí asociamos la religiosidad (es un hecho, no me posiciono, sólo digo lo que hay) con algo del pasado, incluso generando mofa, cuando no irritanción y beligerancia, en parte de la población. Ver ese tipo de publicidad en una de las tiendas de MANGO en España en principio me resulta impensable.

Otro detalle, la religión no sólo se vive en las iglesias. Salpicando las calles de Braga podemos encontrar un buen número de altares, no me fijé a quién estaban conmemorados, en los cuales la gente tiene un lugar para dejar sus velas o cirios, supongo que buscando un mayor efecto en sus plegarias. Cosa realmente curiosa y, de nuevo, impensable en España, donde dicha manifestación no duraría más que unas horas, siendo arrasada en poco tiempo por el salvaje de turno.

Mi religiosidad es la justa, la verdad, quizás por ello me sorprenda tanto la forma de ser de la gente de Braga, aunque quizás lo que más me llama la atención, en general, es que los portugueses siguien siendo personas educadas y amables, respetuosas con los demás, cosa que aquí en España hace mucho que se olvidó. Volver al país vecino siempre es un verdadero placer, nunca me canso.

Ah, la foto de hoy, lo olvidaba, está tomada en uno de esos altares que hay dispuestos por las calles. Fuji Klasse W y Agfa Vista 200. Una buena película, con un grano agradable, pero a años luz del Kodak Ektar con el que cargué la Klasse W por primera vez. Obviamente, son películas de características (y precio, vaya) completamente distintas. Esta foto es una de mis favoritas de los últimos tiempos.

jueves, 16 de junio de 2011

¡Camarero, una de sardinas! (Nueva cámara lomográfica)

Los cerebros de los inventores de Lomography están que echan humo, no estando contentos con el reciente alumbramiento de estupenda (futuro capricho, al tiempo que cae) LC-Wide, acaban de descolgarse con una nueva novedad lomográfica en forma de lata de sardinas. Sí, sí, has leído bien, lata de sardinas, porque La Sardina, la nueva cámara lomográfica hace fotos, pero por su diseño bien podría albergar una suculenta ración de este pescado en su interior, tremenda.

En esta ocasión Lomography se aleja del concepto LC-A, LC-Wide, Horizon, Lubitel etc, es decir, el de cámara seria con buenas prestaciones, para entregarnos lo que podría denominarse toy camera, o cámara de juguete en castellano. Y es que no podríamos definir mejor a esta nueva sardinilla que está con nosotros, toda ella está hecha de plástico, lente incluida, en colores vivos que hacen que la cámara te entre por los ojos.

Cuatro son los modelos de La Sardina disponibles, dos sin flash y dos con él. A cada cual corresponderá elegir su émulo favorito de The Kandor (la inspiración es aquella vetusta cámara es clarísima), por aquí ya estamos decididos, la nuestra será el elegante modelo Sea Pride, ya que tanto por color, como por no llevar flash es el que más se adapta a nuestro gusto y necesidades.

Pero bueno, La Sardina es muy llamativa y bonita, pero no deja de ser una cámara fotográfica, de modo que no estaría de más repasar las características técnicas de esta cámara. En primer lugar su objetivo, presenta como novedad una ámplia focal de 21mm con una apertura fija de f/8 y una velocidad de obturación normal de 1/100. Esto hace que a no ser que el día sea extremadamente luminoso lo más aconsejable para La Sardina será cargarla con película de ISO 400 para obtener instantáneas bien expuestas.

Pero no acaba ahí la cosa, como buena cámara lomográfica La Sardina tenía que aportar algo más, y ese algo es tanto la posiblidad de realizar múltiples exposiciones como disparar en modo bulb. Además los modelos equipados con flash no lo hacen con un flash cualquiera, si no con el flash más potente diseñado hasta la fecha por Lomography, con tres niveles distintos de potencia a emplear según nuestras necesidades y unos filtros para pintar de color nuestras fotos nocturas.

El precio de este nuevo producto Lomography es de 49 euros para las versiones Sea Pride y Marathon (sin flash), mientras que La Sardina Fischers Fritze y El Capitán, que incluyen un llamativo flash, se vende por 89 euros, todo ello en la tienda nacional de Lomography.


martes, 14 de junio de 2011

¡Fiesta!

Poco más que añadir, la verdad, me encanta la decoración tradicional de las fiestas, no son necesarios montajes de iluminación y sonido espectaculares, ni mucho menos. Los portugueses, mucho más modestos que nosotros (además de más educados, serviciales y mil cosas más) lo saben perfectamente y cuando llega el momento de engalanar sus calles para una fiesta lo tienen claro.

Hace unos días era fiesta en Viana do Castelo y las calles principales del casco viejo de la ciudad aparecían alegremente engalanadas con unas preciosas cintas de colores. Nada más sencillo, pero tampoco más efectivo. Alegre y bonito. Me encanta la instantánea de hoy.

viernes, 10 de junio de 2011

Antena

Hace unas semánas estaba de visita en Coruña, los sábados solemos salir a comer fuera y en esa ocasión decidimos dar una vuelta por Coruña. No es que sea una ciudad especialmente interesante o monumental, pero lo cierto es que es una ciudad que transmite una sensación de calidad de vida tremenda. Eso de tener una playa como Riazor en pleno centro de la ciudad es un lujo que no muchas urbes pueden permitirse.

En cualquier caso, nuestro interés en ése día no era visitar Riazor, aunque terminamos comiendo en uno de los restaurantes cercanos a la playa, si no visitar el casco viejo de la ciudad. De modo que después de comer allá nos dirigimos, empezando la visita en la Plaza de María Pita, para ir ascendiendo por pequeñas callejuelas que nos conducían entre iglesias y conventos, esperando atravesar el casco viejo para encontrar la fortaleza de la ciudad. Claro que afortunadamente siempre hay lugar para la sorpresa y fue así como en nuestra búsqueda (pérdida, más bien) de la fortaleza fuimos a tropezarnos con el genial edifico que hoy traigo por aquí. Se trata de la Torre de Control y Salvamento Marítimo de Coruña. Lo cierto es que el edifición me encantó desde el primer vistazo, impresión a la que ayudó el fantástico día que hacía, con un cielo de un azul profundo y la luz del sol reflejando en los muros del edificio.


Desde ya, este edificio es la antena más grande del mundo, ya que tiene esa forma. Al menos la más grande de mi mundo.

miércoles, 8 de junio de 2011

Noche en el Obradoiro

Lo digital muchas veces se vuelve contra lo analógico. Normalmente cuando llevo un carrete a revelar pido que me den únicamente los negativos, puesto que yo mismo me encargo de escanearlos en casa. Esto hace que la resolución del escaneado sea la que a mí me conviene o apetece en cada ocasión. Escanear una foto con una resolución tremenda muchas veces puede estropear lo que era una buena foto, este es el caso de la foto que hoy traigo por aquí. Una foto que, dicho sea de paso, me encanta.

La instantánea creo que es más que reconocible, se trata de la fachada de la Catedral de Santiago tomada desde los soportales del concello. La cámara empleada es la Fuji Natura Classica y la película es la Fuji Superia 1600, obviamente, aunque la sensibilidad de la película es altísima, la cámara indicaba subexposición puesto que la luz era escasa. Menos mal que la Fuji Natura Classica y su modo Natural Photo están hechos precisamente para este tipo de situaciones y salvaron perfectamente las condiciones de luz adversas. La foto impresa tiene la luz y el color idoneos, mientras que el grano apenas se aprecia a 13x18cm. El problema viene cuando escaneo la foto, ya que al hacerlo a 2400ppp o más y al visionarla a gran tamaño en el monitor del Pc, el grano aparece con demasiada intensidad. Así pues, en esta ocasión la foto está subida a menor resolución, para no estropearla si le echáis un vistazo que no se limite a la miniatura de portada de artículo.

viernes, 3 de junio de 2011

Cerca y lejos

A veces pasamos por encima detalles a los que podríamos sacarles mucho partido. Como muestra la foto de hoy, creo que pasé cerca de media hora haciéndole fotos a este puente, ubicado en la localidad de Rianxo y que sirve para conectar dos de las playas de la localidad. Más que el puente en sí lo que me llamó la atención fue una serie de pequeñas barcas de pesca que se encuentran resguardadas detrás de él, algunas se están semihundidas, presentando un aspecto ciértamente cochambroso. Aún así, el puente en segundo plano termina de llenar por completo alguna de las fotografías que hice aquel día. Sin embargo es el propio puente el protagonista de la foto que más me ha gustado del último carrete realizado con la estupenda Fuji Klasse W, en concreto se trata de un Kodak Ektar 100, probablemente mi película de negativo color favorita, dotada de unos colores y contraste sin igual y un grano finísimo, lo que unido a la definición de la lente 28mm f/2.8 de la Fuji Klasse W hace que la estética de las fotos sea realmente buena.

Aquí ya véis, tan sólo enfoco unas tuercas, quizás a treinta o cuarenta centímetros de distancia del objetivo y con éste con la apertura fija de f/2.8. Me encanta la definición del primer plano y el contraste entre la madera recién barnizada del puente y el color del cielo. Por otra parte el desenfoque del fondo es sutil pero realmente bonito y la sensación de profundidad está muy lograda. Lástima que no me quede ningún Kodak Ektar 100 ahora mismo, tengo que hacerme con unas cuantas unidades a la mayor brevedad posible, porque su combinación con la última y más avanzada de las cámaras analógicas de Fuji me resulta altamente atractiva.