jueves, 8 de julio de 2010

El ataque del felino

¿Qué puedo decir? Tuve la suerte de contemplar la caza, puede ver cómo el felino se disponía para el ataque, y lo que en apariencia era uno de los seres más elegantes de la naturaleza de pronto se convirtió en un mortífero depredador. Los músculos se tensaron en una milésima de segundo, sus afilados colmillos asomaron, sus fauces acompañaban. Los cuartos anteriores recogidos, los posteriores en toda su extensión, aquel Mercedes de los 70 no tenía nada que hacer, el felino ya contaba más de cuarenta años a sus espaldas, la presa no tenía escapatoria, el desenlace fue rápido, la sangre volvió a correr en los dominos del Jaguar.

miércoles, 7 de julio de 2010

La residencia de verano de la muerte

Al menos eso es lo que he pensado esta mañana mientras recorría la Ruta da Costa da Morte que parte y llega a Camariñas (Coruña). Ha sido un paseo de 23 km. de una belleza brutal donde naturaleza y muerte transitan un mismo camino, poco hay que decir del Cementerio de los Ingleses, donde bajo una única lápida yacen los cuerpos de 175 ahogados en un naufragio. Quizás ésta sea la más famosa de todas las desgracias que estos km. de costa han propiciado, pero desde luego la cantidad de desastres acaecidos aquí es escalofriante. Basta contemplar las cruces en memoria de los fallecidos o echar un vistazo a la guía de ruta editada por el concello de Camariñas, para sorprendernos al comprobar que cada pocos cientos de metros un barco fue a pique.

Otro día hablaremos de esta ruta, pero hoy nos quedamos con el impresionante Faro de Vilán, sin duda la residencia de verano ideal para la muerte, esa señora que tantas veces ha visitado estos km. de costa. Debe resultar impresionante asomarse a esta costa en pleno temporal, hoy un cielo azul acompañó nuestra caminata durante toda la mañana, pero de vez en cuando el viento hacía acto de presencia, dificultando enormemente nuestro avance y llegando a desviarnos de nuestra trayectoria, si esto es en un plácido día de primavera, qué será cuando las olas del mar baten con fuerza las rocas...

viernes, 2 de julio de 2010

¡Agárrate fuerte!

Hay veces en el que las fotos se transforman, cambiando el significado o sentido con el que las tomaste en un principio. Hace unos días, disfrutando de un día de playa en A Pobra de Caramiñal, terminamos en una pequeña calita en la que había varias barcas sobre la arena. Éstas estaba atadas por sus dos extremos para evitar que las aguas se las llevasen. Había marea baja y se podía contemplar perfectamente unas pequeñas anclas asidas a las rocas, medio sumergidas en las cristalinas aguas de la ría. No recuerdo cual fue mi intención, supongo que resaltar esos oxidados hierros aferrándose con fuerza al lecho marino, pero al revelar la foto me he dado cuenta que la perspectiva hace que parezca que el mar esté cayendo hacia un lado, y me ha dado por pensar que ahora la cuerda de las anclas se encuentra tensada porque están impidiendo que las barcas caigan con la inclinación de las aguas...curioso, sin embargo dos horas después comprobamos la verdadera labor de las anclas, ya que al intentar marchar de la playa la marea había subido lo suficiente como para que no pudiéramos abandonar la arena sin mojar nuestras piernas hasta la rodilla. Llamativo fenómeno el de las mareas, inexistente en el mediterraneo, pero aquí puede causarte algún susto si te descuidas...