miércoles, 16 de junio de 2010

Una obsesión

Las vacas, sí señor, esa es una de mis obsesiones. Me encantan, no puedo remediarlo, en realidad me gusta ver animales y aquí en Galicia lo que más hay, al menos aparentemente, son vacas. Puede que no sea un animal extraordinario, tampoco genera especial simpatía, no se puede tener en casa (bueno, aquí sí), ni sacar a pasear por la calle (bueno, aquí también se puede), ni lanzarle un palito para que corra a traerlo de vuelta. Pero bueno, ya sabéis, dan leche y carne, que no es poco. Y son tremendamente fotogénicas, que es lo que a mí me importa, no hay día que salga con la bicicleta a hacer una ruta, o coja el coche para dar una vuelta por el campo a hacer fotografías, y no termine echando alguna foto a una vaca. La ventaja que tienen estos animales es que pese a ser asustadizas (es un decir, porque el pasado domingo pedaleaba entre un grupo de ellos y el asustado era yo) suelen tener bastante paciencia y dejan que te acerques bastante a echarles la foto, que siempre es distinta de la anterior.

Hace unas semanas le puse un carrete de B/N a la Holga, y salí a hacer fotos por el monte, en principio la idea era dedicarme a fotografiar viejas casas e iglesias, pero no me pude resistir a parar frente a un grupo de estos tranquilos animales a tirar una foto. Al final fueron más bien dos, o tres, porque olvidé pasar el carrete en una ocasión e hice una doble exposición. Aquí os dejo al grupo de simpáticas lecheras.

No hay comentarios: