miércoles, 24 de febrero de 2010

Another Faux Pas In The Cathedral Of Love

Aunque no quiero que la música tenga demasiada presencia por aquí, sí puede protagonizar de manera tangencial algún posteo. Y digo que no quiero que la música tenga una gran importancia en Parlanchineando (la palabra se las trae, empiezo a tenerle manía cuando no he hecho más que empezar...) porque este es un blog personal, de esos que a estas alturas ya han dejado de estar de moda. Pero por eso mismo creo que éste es el momento idoneo para empezar a escribir, más teniendo en cuenta que no pienso publicitarlo, excepción hecha del enlace que he puesto en 360º de Separación, con lo cual es de suponer que casi nadie me leerá y normalmente escribiré para mí. Pero bueno, sin desviarnos ¿para qué hablar de música aquí cuando realmente hay tantas cosas que me interesan? Soy de los que llevan con orgullo el sambenito de "aprendiz de mucho, maestro de nada", y lo hago con la cabeza bien alta, puesto que la curiosidad siempre me puede.

La fotografía es una de esas aficiones que puede conmigo, soy un mal fotógrafo, para qué engañarnos, pero al menos soy compulsivo, con lo que puedo tirar perfectamente 800 fotos asistiendo a Indietracks, o unos cuantos miles cuando salgo de vacaciones, y siempre aparece alguna instantánea digna de ser recordada. Sin embargo nunca me he caracterizado por una afición desmedida por el realismo, ya sea el pictórico, fotográfico....me encantan los museos, aunque suelo preferir conocer las calles del sitio que visito, para luego, si sobra tiempo, visitar las galerías, que suelen ser modernas, y si puede ser, dedicadas al arte abstracto. Es así como comprenderéis que me sintiera como un verdadero niño con un juguete nuevo en sus manos cuando tuve la posibilidad de empezar a jugar con una Lomo LC-A, aparcar el realismo de mi reflex Nikon para empezar a divertirme con esta antigualla analógica era un capricho que albergaba desde hacía mucho tiempo, y ahora he de decir que siempre la llevo conmigo.

He vuelto a descubrir el placer de no saber qué estoy fotografiando, o más bien, en qué lo transformará mi cámara, y así, jugando con la sobreexposición y la subexposición, las sensibilidades, los carretes de diapo y el revelado cruzado, consigo sorprenderme encontrando alguna imagen que por algún motivo me hace sentir satisfecho (obviamente, la mayoría suelen ser descartes, como siempre). De esta manera he conocido una nueva forma de ver la Torre de la Berenguela, una parte de la hermosa Catedral de Santiago que está situada junto a Platerías, una de las plazas más coquetas de todo el casco antiguo. Me encanta la irrealidad de sus colores, la distorsión, el movimiento por no haber utilizado el trípode....y así es como The Sugargliders empezaron a sonar en mi mente con su Another Faux Pas In The Cathedral Of Love, y como hoy he empezado a escribir llegando hasta aquí.

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