viernes, 28 de septiembre de 2012

El cazador

Prácticamente ya ni recordaba el tiempo que llevaba sin escribir por aquí, tampoco es algo que tenga especial importancia, cuando tienes desatendidas aficiones por la falta de tiempo, el no actualizar un blog (o varios, como es mi caso) es el menor de tus problemas... Hoy andaba pensando en la caza, una práctica que nunca me ha llamado la atención. No me gustan las armas y matar animales no me parece el mejor entretenimiento posible (aunque me gusta, o al menos me gustaba, pescar, lo cual es una contradicción), sin embargo he llegado a la conclusión de que podría aficionarme a cazar (si ello no implicara matar bichos, claro) porque lo que se hace cuando se sale a cazar en poco difiere de lo que hago yo cuando salgo a fotografiar...

Cuando tomo la cámara no hay nada que me haga disfrutar más que la fotografía callejera, o urbana, como queramos llamarla. En realidad he llegado al convencimiento de que me gusta tanto (cuando no más) el propio acto de fotografiar como ver el resultado de mis salidas con la cámara. Todas las semanas veo pasar lentamente los días, descontando las jornadas que faltan hasta la llegada del sábado, el día que madrugo para tomar la cámara y lanzarme a recorrer las calles de Santiago. Probablemente son las cuatro o cinco mejores horas de la semana, o al menos las más relajantes, el tiempo en el que me dedico a cazar personas. De acuerdo, no les quito la vida, pero me apropio de algo de ellos, y lo hago acechándoles, aguardando el momento idoneo para lanzarme a por ellos con el 35 o el 50mm montado en la cámara. Otras veces me quedo en una esquina, pacientemente, aguardando a que las presas vengan a mí...y siempre vienen, tarde o temprano, puede que se demoren, pero antes de que el desánimo me invada, la proxima víctima se pone a tiro.

 Así pues...soy un cazador de personas. Y para muestra la foto de hoy, tomada en el Parque de la Alameda en uno de los últimos días del pasado verano. En esta ocasión no hubo que esforzarse, levanté la vista y observé a este grupo, la foto estaba cantada, la presa era fácil...o no, porque al encuadrar con el 50mm me había comido la escena, de modo que tocó andar hacia atrás a toda velocidad (lo que motivó la sonrisa de todos) mientras compensaba exposición, clavando rodilla en tierra en el momento oportuno y...zas, captura realizada...el aroma de la adolescencia en una instantánea, la felicidad y despreocupación de una etapa de la vida que pasa sin darte cuenta y, lo que es peor, sin valorarla en su justa medida. Jóvenes, guapos, estilosos...¿qué más se les puede pedir a los protagonistas de esta foto?.

Hoy es viernes, mañana toca volver a salir, ya huelo la sangre.

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