
Como no hay mal que por bien no venga me he dado cuenta de que la fotografía callejera me encanta, así que últimamente casi me dedico por entero a esta temática tan popular en fotografía. A esta foto que hoy traigo aquí le tengo un cariño especial, pues fue fruto de la paciencia. Como es lógico la fotografía callejera puede levantar ciertas suspicacias, de modo que no tienes más remedio que o bien hacer la foto rápidamente, como si no le dieras importancia, o bien tener paciencia, preparar el terreno, y buscar el momento adecuado. La fotografía de hoy pertenece a la segunda categoría, ya que ante la certeza de que los protagonistas de la instantánea no reaccionarían bien ante mi cámara, opté por apostarme muy cerca de ellos y disfrutar de su música y alegría, una vez pasados los minutos, intercambiadas algunas sonrisas y estando ellos relajados ante mi presencia, levanté la cámara con toda naturalidad y disparé sin ocultarme. Estoy seguro de que si hubiera llegado de buenas a primeras y hubiera disparado de manera fría, la reacción hubiera sido muy distinta, pero de este modo no hubo ningún problema, hasta me quedé unos minutos más después de realizar la fotografía escuchando los cánticos de estos personajes del paisaje urbano de Santiago...
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