
Pero hasta aquí la modernidad, pues basta empezar a pasear por esta estupenda estructura de hierro para volver a encontranos con el Oporto de siempre. La foto de hoy es un buen ejemplo de lo que decimos, a la derecha podemos observar la parte trasera del Palacio Episcopal, pegado a la Sé (Catedral) de la ciudad, pero conforme nos desplazamos hacia la izquierda de la imagen empezamos a ver cochambrosos edificios con un franco aspecto de abandono. Toda la vegetación que vemos en la parte inferior de la foto son mantos de hiedra que han cubierto por completo antiguas edificaciones, algunas de varias plantas de altura. Un absoluto caos entre el que nuestra cámara es capaz de encontrar belleza. Esta instantánea me encanta, los colores tan retros, la combinación de materiales, la ruina, la vegetación creciendo por doquier...y para rematar, esa franja roja que no es otra cosa que una pequeña sobreexposición fruto de un defecto (premeditamente no solucionado) en mi Zenit 212K. Mañana volvemos con el Oporto más turístico.
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