
Oporto es una ciudad que me encanta, no es la primera vez que la visito y desde luego espero que no sea la última, tiene el encanto de la decrepitud portuguesa que otras ciudades como la moderna Lisboa o la cuidada Braga dejaron atrás. Aunque en esta última visita a la ciudad se atisbaban ciertos aires de remodelación, de limpieza y acicalamiento de fachadas, sin duda fruto de las claras posibilidades turísticas que la ciudad norteña tiene. Da igual, todavía restan años por delante para que la ciudad quede transformada y convertida en una especie de parque de atracciones turístico, por lo que los visitantes todavía podemos contemplar el verdadero espíritu portugues. Esa amabilidad y despreocupación que tanto agrada a algunos, entre los que me incluyo.
Bien, en esta ocasión cargué con tres cámaras, una Nikon D70 (reflex digital), la Zenit 212K y la siempre fiable Lomo LC-A. Todas ellas llevadas a Oporto para hacer un tipo de fotos. En los próximos días volverá a caer alguna foto de esta preciosa ciudad portuguesa, pero hoy para comenzar con el desfile de instantáneas nos vamos a Vilanova de Gaia, ciudad que muchos confunden con Oporto, pues tan sólo el Duero separa ambas localidades, pero que es totalmente distinta a la más importante ciudad del norte del país. La foto está tomada desde la Ribeira, la zona más turística de Oporto, bañada por las aguas del Duero, y en ella se pueden observar todas las bodegas de Oporto, curiosamente situadas en Vilanova de Gaia.
La tonalidad de la foto no es más que fruto de la combinación de la Lomo LC-A montada en un trípode y cargada con un Fuji Sensia 100, utilizando el proceso cruzado C-41. No sé cual es el motivo por el que esta asociación siempre da este resultado, pero realmente me encanta.
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