
Desde luego no me he convertido en un devoto de la danza de la noche al día, pero he de decir que resulta realmente atractiva de ver. Una cosa es el absoluto coñazo que me parece una representación de danza vista por la tele y otra muy distinta verla en directo. Tan sólo fueron cuarenta y cinco minutos, pero la concentración, los gestos, la fuerza, energía y coordinación exhibida por los bailarines me pareció realmente meritoria. Tanto que al día siguiente repetí, aunque no me gustó tanto la representación.
Obviamente subí cargado con una cámara, pero erré la elección, tenía ganas de disparar con la Nikon FM2, pero siendo una cámara absolutamente mecánica, sin ningún automatismo, no resultaba fácil hacer las fotos. Los movimientos eran rápidos y mientras tanto yo tenía que ocuparme de enfocar a mano, encuadrar y ajustar la exposición. Encima iba cargado con un carrete de ISO 200 y el Nikkor 28-105 no es precisamente luminoso (único defecto que se le puede achacar, porque por lo demás es una maravilla de nitidez y precisión), de modo que viendo que la obra se iba a representar a la sombra, no tuve más remedio que forzar el carrete hasta ISO 400 para obtener la velocidad necesaria. Al final todo resultó más sencillo de lo que esperaba, aunque al día siguiente subí con la reflex digital y eso sí es comodidad, lástima que no tenga el encanto de lo analógico...
