jueves, 8 de abril de 2010

El Fin del Picnic


En Santiago parece que la gente se ha vuelto loca con la Primavera, es sorprendente ver cómo las chicas empiezan a enseñar sus hombros, los escotes se vuelven infinitos y las faldas se acortan. Todo esto para gran deleite de los hombres, para los que cualquier paseo urbano se convierte en un placer para la vista, claro está. Sin embargo yo veo algo apresurada tanta rapidez en deshacerse de la ropa y sigo saliendo a la calle bien abrigado, a sabiendas de que el día menos pensado el sol volverá a ocultarse, cubierto por esas nubes que tanta lluvia han traido a la ciudad este Invierno. Esto es un espejismo, no más.

Pero hasta que llegue ese día, me uno a toda esa gente que se ha decidido a inundar las calles y parques de la ciudad. Cada uno tiene sus rincones favoritos, y en cuanto a parques mi preferido es el de Santo Domingo de Bonaval, que ya apareció aquí en una ocasión. Sin embargo entonces no enseñé lo más característico de este parque donde muchos compostelanos acuden a tomar el sol. Bonaval, o al menos parte de él, es un antiguo cementerio cuyos residentes fueron trasladados hace tiempo y para fortuna de los habitantes de la ciudad se decidió no demoler el camposanto. Todo esto hace que uno pueda tomar el sol rodeado de nichos vacíos o, como es el caso, tomar un picnic una tarde de primavera. En la foto aparece toda la explanada de nichos (sobre los cuales andaba yo descansando) y observamos a una chica que tras dar buena cuenta de su merienda sobre un mantel de cuadros, ha recogido sus enseres y se aleja de nosotros. Me encanta el verde de la hierba, y esa sombra que poco a poco va adueñándose de todo, pero claro, falta lo principal, los ladridos de los perros y los gritos de los niños que le han robado la paz a este antiguo cementerio....

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