jueves, 5 de agosto de 2010

Varado

Así me siento, como este viejo barco a merced de una marea que tan pronto lo inunda como lo deja indefenso, con sus tripas a la vista de todo el mundo. Con carreras en mente, km. por devorar con mis zapatillas o a lomos de mi blanco corcel, viajes lárgamente esperados, conciertos por delante...para que un error de principiante postergue todo, o casi todo. Mi corcel no tiene la culpa, no era la primera caída por culpa de olvidar sacar la zapatilla del pedal automático, pero esta vez las prisas de última hora se llevaron el menisco por delante.

Ahora tan sólo queda echar mano de la paciencia, que afortunadamente tengo, y del buen humor, que también. En cinco días operación, luego una semana con muletas, más otra apoyando en un bastón, después empezaremos a andar con libertad. Tres meses por delante, primero gimnasio, luego bicicleta estática, después de nuevo el corcel, en mes y medio empezaré a trotar...y en tres meses de nuevo apuntado en las carreras populares.

Un tropezón, no más.

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